La novela de Rosa es sin dudas una novela polifónica. La estrategia del autor es presentar este recurso refiriéndose a un "perspectivismo indulgente"; así se deja oír entre las páginas la pluralidad de voces entremezcladas de los personaje, la que también, por momentos, parece recrear el murmullo de la historia. Es verdad, en El vano ayer todas las voces se manifiestan, pero también es verdad, parece transmitir Rosa, que la coexistencia de los diversos puntos de vista no pretende negar lo que sucedió. Si bien la novela concede la entrada a los representantes de los heterogéneos frentes, una voz opuesta a la falta de cuestionamientos se oye al final por sobre las demás, porque es preciso aclarar que El vano ayer no es un intento por recuperar el pasado como anécdota particular, sino que se plantea como una búsqueda, una indagación sobre lo que pudo haber ocurrido en el ámbito social para reflexionar, en consecuencia, sobre el presente.