A través de diversos testimonios sabemos que desde muy antiguo, situaciones de dolores físicos atroces, estados de desesperación, profundos padecimientos del espíritu, han tentado a los seres humanos a poner fin intencionalmente a su propia vida o a la de sus semejantes ante un sufrimiento que se presenta aparentemente como inútil.
La muerte se inflige así, en estos casos, con el fin de evitar sufrimientos psíquicos, morales o físicos que resultan intolerables para quienes los padecen tanto como para quienes observan ese padecimiento.
Estas situaciones han originado el planteo de la problemática jurídica en torno a la licitud o ilicitud de dicha conducta y , en su caso, de los criterios de mensuración de la pena que entonces merecería su autor.
En nuestro tiempo, debido a los progresos técnicos de la medicina y a la complejidad propia de nuestro contexto cultural, la experiencia de la muerte y la vivencia de situaciones límite como las mencionadas, se presenta con características novedosas y particulares. Así, la aparición de los respiradores artificiales y las actuales técnicas de reanimación cardiocirculatoria y metabólica, por ejemplo, produjeron la creación de un nuevo nivel de estado de coma, el “coma depassé” o “coma sobrepasado”, en el cual el organismo humano, de hecho muerto ya, por la cesación total y definitiva del funcionamiento del sistema nervioso central, es artificialmente preservado de las consecuencias degenerativas de sus órganos, asegurándole la irrigación con sangre oxigenada, mantenida forzadamente en circulación. En este caso, la muerte cerebral no ocurre naturalmente, la crean los médicos a partir de la tecnología terapéutica. Por ello, muchos comatosos que hubieran muerto rápidamente en otros tiempos, pueden mantener ahora sus funciones cardiopulmonares por varias horas, días o semanas, permaneciendo en un coma agónico irrecuperable.
Sin lugar a dudas situaciones como ésta replantean los términos en que se formulara desde antiguo la cuestión que nos ocupa y obligan a otorgarle una perspectiva que resulte adecuada al nuevo contexto.