Argumentar es ofrecer razones a alguien para que justifiquen un punto de vista, una decisión, una creencia o un modo de pensar. Y sólo se argumenta cuando hay al menos un desacuerdo y si las partes tienen interés en resolverlo. Las personas con actitudes indiferentes o cínicas no buscan razones para proponer la mejor solución a un problema compartido, ni intentan siquiera ser mejor comprendidas. No están abiertas al diálogo, a la escucha, ni mucho menos a una discusión crítica.
En el capítulo anterior Victoria Sánchez presenta un modelo ideal para reconstruir, analizar y evaluar cualquier discusión real. Es el modelo de discusión crítica que desarrolla una de las teorías de la argumentación denominada “Pragmadialéctica”. Aquí retomaremos su cuarta etapa, la etapa de argumentación, para ampliar el concepto de argumentar incluyendo el preguntar y el contraargumentar.