En esta ponencia nos proponemos estudiar algunos debates en torno al hecho artístico, generados durante los primeros años de la Revolución Cubana con el objeto de indagar acerca de la relación entre "el nuevo modo de ver el mundo" propuesto por la inminente Revolución y el campo del arte. La consigna que se impuso a partir del Primer Congreso de Educación y Cultura fue "El arte es un arma de la revolución", es decir, "Un producto de la moral combativa de nuestro pueblo. Un instrumento contra la penetración del enemigo". En la creencia de algunos líderes cubanos, habría "algo" intrínseco al artista "verdaderamente revolucionario" que haría que su obra, ya sea que toque directamente un tema revolucionario, como no, reflejara su posición. Además del "tema" de la obra, las discusiones giraban también en torno a la "forma". ¿La Revolución debía contar con una estética propia? ¿Qué elementos del pasado podrían pervivir? La disputa pareciera haberse dividido entre quienes defendían al arte figurativo a ultranza y quienes consideraban que la Revolución podía darle la bienvenida a diversas manifestaciones estéticas.