Si observamos con profundidad los últimos acontecimientos políticos y sociales de la Argentina, podemos afirmar que existe un grupo dentro de nuestra sociedad que -mediante la expresión de diferentes síntomas- posibilitó anticipar el actual desencanto, ahora, generalizado de los votantes. Y ese grupo es el de los jóvenes. ¿Cuántas veces hemos escuchado quejarse a los adultos sobre el comportamiento cívico de la juventud? La respuesta es: muchísimas. "Son apáticos. No participan en política. No les interesa nada. Están en otra cosa. No conocen ni a los gobernantes, menos a los candidatos". Estas son tan sólo algunas de las acusaciones lanzadas por los mayores.