“Hoy es un gran día para Irlanda y es un gran día para Europa”. Con estas palabras, el ministro de Exteriores de Irlanda, Michael Martin, anunciaba el 3 de octubre de 2009 el triunfo del sí en el referéndum celebrado el día anterior. Europa respiraba tranquila, al solventar uno de los últimos obstáculos para la entrada en vigor del Tratado de Lisboa. El tratado de Lisboa se firmó en la capital portuguesa el 13 de diciembre de 2007. Es la readaptación del Proyecto de Tratado de la Constitución, retirado de la circulación tras la negativa de Francia; contiene en un 90 por 100 los avances de la Constitución Europea pero ocultos, tapados con un velo, que hace que los ciudadanos no reparen en que es el Tratado Constitucional camuflado y les asegure la viabilidad de la reforma.