Desde la segunda mitad del siglo XX la teoría social y la filosofía han desarrollado, desde perspectivas muy diversas, una crítica al sujeto soberano que encuentra en el sujeto de derechos su matriz paradigmática. El supuesto de un individuo libre y consciente, propietario de sí mismo y moralmente autónomo, se encuentra presente como premisa teórica y práctica casi exclusivamente en la esfera del derecho. Esfera que, lejos de ser restricta, se encuentra integrada a la vida social y cultural, a la política y sus instituciones. Último gran pilar de la modernidad occidental, no se mantiene incólume teóricamente, pero se sostiene como única “condición de posibilidad” para pensar un orden social racional, que, por otra parte, parece desmoronarse en procesos multicausales cada vez más acelerados.