El vespertillo de las parcas tiene su mito de origen en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata cuando hace cuatro años, el poeta Arturo Carrera descubre allí una suerte de instalación que explicaba, a su vez, otro descubrimiento: el de un estudiante de geología que reconoce en Monte Hermoso unas huellas. El posterior estudio de los arqueólogos reveló que pertenecían mayoritariamente a mujeres y niños que caminaban alrededor de una laguna de agua salada hace siete mil años. Huellas “como azúcar amarilla, como miel olvidada/que un arqueólogo supo probar/y fijar”.