Es una doble advocación, teórica y política, o mejor, teórico-política, la que dispara, al decir de su autora, el extenso y minucioso trabajo de Francine Masiello: la duplicidad (que no es doblez) de la voz femenina, la actividad de resistencia de las mujeres frente al poder representada emblemáticamente por las madres de Plaza de Mayo. La “locura” femenina será seguida por Masiello en este doble derrotero que ya las feministas marcaron como camino único bajo la premisa según la cual todo lo privado es político: la domesticidad y la vida pública, la escritura y la política; cruce de fronteras, política de lo intersticial, que más que ubicarse en una posición busca sinuosamente la pre-posición: el “entre”.