Mi nombre es Simón Fernández Melluso. Actualmente soy docente en el Instituto San José de Carmen de Patagones, provincia de Buenos Aires. Dar clases en condición de confinamiento, no ha sido una tarea fácil. Durante el comienzo tuve que encontrarme conmigo en dicha situación, darme tiempo para poder procesarlo, solapado por el recurrente pensamiento de “esto pasa.. un rato y volvemos al encuentro”... pero acá seguimos. Pensé: “Ok, doy tiempo y espacio a aquellas materias como las exactas, las ciencias, doy tiempo a que se adapten lxs estudiantes a otro modo de llevar esto adelante y en ésta materia comencemos por conocernos un poco por fuera de lo estrictamente curricular”. Durante ese tiempo comencé a -intentar- construir un vínculo (para el momento en que comenzamos las clases no habíamos alcanzado a conocernos las caras). La manera de éste acercamiento a lxs estudiantes comenzó por familiarizarme con sus lenguajes digitales y fue ahi que cree grupos de WhatsApp, para poder compartir con ellxs distintas aplicaciones, stickers, gifs, etc. Pasado un tiempo, tuvimos que aceptar que el encuentro no se daría, que el teatro debía mutar. En esa primera instancia de construcción del vínculo volví a reflexionar sobre los estados de ansiedad a los que llegan lxs adolescentes (o cualquier persona) que hace uso y abuso de distintos dispositivos... su ser parece encontrarse en un eterno reposo, pero a su vez procesando todo estímulo externo que se transforma en un consumo problemático, tapando la voz interna, las pulsiones generadoras de vida, de creación, aquellas pulsiones gracias a las cuales el arte existe. Concluí en que era crucial ayudarles a sacar todo lo que fueran procesando, absorbiendo, así como todo aquello que quedó postergado, que también pulsaba por salir.