En aquel primer almuerzo en que Daniel me presentó a los miembros del gabinete de investigaciones, a su gente de calle, yo también pasé a formar parte de la red de relaciones interdependientes en la que estas personas disputan situacional y contextualmente el poder. “Ella es socióloga, estudia a la policía, así que los va a estudiar a Uds.”, temerosa de ver con ello cerrarse muchas puertas de acceso al campo, arremetí y les conté que quería conocer cuáles eran sus tareas específicas como miembros de calle, cómo las realizaban, entre otras cosas, para las cuales intentaría integrarme en la vida cotidiana de la comisaría. Mi prisa no me permitió anoticiarme en ese momento de la carta de legitimación de su poder que Daniel intentaba jugar al presentarme como lo había hecho.
En ese sentido intentaremos en este trabajo comprender cómo se organizan las relaciones entre los miembros de este grupo de calle y con el espacio más amplio de sus interacciones sociales, entendido como un fenómeno que no existe por fuera de los individuos que lo forman quien es asimismo, en tanto lo constituyen, no existen por fu era de ese grupo de personas interdependientes que integran unos con otros. A tal efecto nos valdremos de la perspectiva de Norbert Elias (1982) quien concibe individuos como constituyendo configuraciones de distinto tipo, sociedades como configuraciones de un conjunto de sujetos interdependientes, donde reconocer prácticas y discursos de distintos actores que pueden converger o entrar en pugna según las situaciones.