El presente texto es una reflexión sobre el proceso de trabajo del cortometraje de ficción "Quedarse en casa" (2018), desde una mirada que intenta abordar lo siniestro en su vínculo con lo real. La obra se imagina un relato en donde el discurso mediático sobre un femicidio penetra en el cotidiano de dos niñas de 11 años, lo cual actúa como una amenaza y como el indicio de lo inminente. Se pone en juego la mediatización de feminicidios en la dualidad realidad-ficción, la figura de la niña-mujer, su sexualización, y el extrañamiento de lo cotidiano.