Los medios de coerción y fa disposición de los gobiernos para emplearlos están influenciados por el registro histórico y cultural de los estados. En general, los estados de mayor capacidad decisoria en la escena política internacional son los que han organizado y desplegado de manera más efectiva sus medios de coerción ante desafíos externos e internos que no podían ser enfrentados por vías pacíficas, apoyándose en capacidades de movilización de recursos en función de objetivos nacionalmente compartidos. A lo largo de nuestro siglo se ha verificado, además del desarrollo de los recursos de coacción hacia el exterior, el avance de medios, técnicas y organismos estatales orientados a la fiscalización y control del descontento social y las oposiciones políticas, incluyendo servicios de inteligencia y seguridad, unidades paramilitares, y similares.