Pensar la concepción del mal en los textos sagrados del judaísmo nos enfrenta muchas veces al continuo intento occidental de hacer sentido racional, ético y humanista a todas las interpretaciones de la Torá. El problema central de pensar a Dios y sus atributos y la relación del Creador con la Creación desde los parámetros del pensamiento moderno occidental reside para Paul Ricoeur (2015) en la imposibilidad de poner en serie que Dios es omnipotente, que es absolutamente bueno y que –sin embargo- el mal existe; pero la tarea de pensar simultáneamente a Dios y al mal, dice el autor, “no puede quedar agotada por nuestros razonamientos conformes con la no-contradicción y con nuestra inclinación hacia la totalización sistemática” (Ricoeur, 2015). Sin embargo, Benjamin retoma estos textos originarios porque logra capturar allí una comprensión sistemática de la creación del mundo tal como lo presenta la cabalá y más aún encuentra en estos escritos el único modo posible de quebrantar el devenir continuo y racionalista de la historia. Es retomado en tanto y en cuanto un Legado que permite quebrar el imperio de la ley para restituir, en el seno de la historia el reino de los justos contra los ideales burgueses que describen y construyen los días de su historia.