Entre enero y junio de 2016, en el marco de mi máster en antropología, realicé una investigación cualitativa a través de la inmersión en la vida cotidiana de cuatro familias chilenas residentes en Bélgica desde hace 40 años y cuyo origen migratorio es el exilio político. Realizar una inmersión enfocándose en la observación e interrogación de prácticas cotidianas de las personas, permite entrar en la intimidad de sus relaciones y así acceder a realidades que contribuyen a aprehender nuestro objeto de estudio en toda su complejidad (Razy y Baby-Collin, 2011). Nuestro trabajo se ha posicionado entonces, desde una perspectiva que observa y analiza las prácticas y no solamente el discurso respecto de ellas. Esta preocupación responde a una inquietud epistemológica y metodológica pues la etnografía puede confundir la descripción del discurso sobre las prácticas y la descripción efectiva de estas últimas (Razy y Baby-Collin, 2011).