¡Viva Puig! era el título de la sección de la revista Bazaar donde Manuel Puig publicó algunos de los artículos recopilados en Estertores de una década. Retomándolo para el presente dosier, queremos celebrar a un escritor cuya obra sigue viva en los interrogantes que despiertan sus textos y declaraciones pero también en los papeles y escrituras materiales conservadas en su archivo. Una escritura que se abre a nuevas preguntas, a revisiones e interpelaciones, que vuelve a leer aquello que ya estaba ahí pero en suspenso, esperando a ser activado por nuestro presente. A la vez, ocurre lo mismo con el material de archivo que Puig conservó y que sigue armando nuevas constelaciones. Un archivo proliferante, incompleto en su imposible totalización y abierto a nuevos hallazgos. A treinta años de la partida física de Manuel Puig, en un contexto que podría pertenecer a una de sus ficciones, sumamos más documentos al archivo. Carlos Puig, hermano, artista plástico y albacea del escritor, encontró al volver sobre sus pertenecías personales, papeles no incorporados hasta ahora en el archivo que actualmente puede consultarse en ARCAS. Se trata de quince cajas, la mayoría de ellas con publicaciones que testimonian la escritura y la recepción de la obra del escritor, y un repositorio de cartas pertenecientes a su madre, Male Puig. Junto con este valioso material, que está siendo procesado, encontramos también otros documentos manuscritos que reconfiguran un archivo siempre fragmentario, siempre en construcción.