Minucioso y preciso encuentro con este libro del que no se sale indemne. No salgo indemne, quiero decir. Lo leo atravesada por el verano, por el sonido del mar, por los infinitos verdes del bosque, por la aspereza de la arena, por el aire y la brisa. Leo con ganas de copiar muchos poemas en una libretita para no olvidarlos pero copio algunos en este comentario. Leo absorta ese saber sobre la infancia, que también habla sobre la mía, y sobre las siestas provincianas, y sobre el olor a tierra mojada que precede a las tormentas, y sobre esas luces y esos amores y esas complicidades que porque existieron alguna vez nos siguen salvando del daño vivido y del que podemos hacer. Leo, copio, gloso, para contagiar el entusiasmo. Para decir: hay, aquí, un libro fundamental. Que tiene algo de amparo y de apertura. Un libro que es un rincón a la sombra.