Hemos tenido ocasión de sostener la tesis de la prohibición disoluta de la venta de la leche natural de toda vaca que no tenga patente limpia en lo que concierne á la enfermedad tuberculosa. En efecto, tenemos, desde largo tiempo la convicción de que la enfermedad contagiosa que nos ocupa no tiene fuente mas eficaz y mas favorable á su propagación que la leche cruda, consumida por el hombre, mil veces mas peligrosa que la carne, y aun que la de los animales enfermos decomisados en los mataderos por causa de tuberculosis.