Durante los últimos años del siglo XIX y primer cuarto de éste, el gobierno boliviano entendía que colonización significaba la entrega de enormes extensiones de tierras tropicales y subtropicales a empresas e individuos, nacionales o extranjeros, que poco o nada aportaban al país. Recién en la década de 1940 comenzó a revelarse una acción efectiva,, primero espontáneamente, luego en forma semidirigida y, a partir de 1952, en forma organizada, especialmente en los departamentos de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz. Pero en la década de 1920, el deseo de impulsar el desarrollo del Gran Chaco hizo que el presidente Bautista Saavedra otorgara en arriendo 18.000 ha. al Sr. William H. Murray, originario de Oklahoma, Estados Unidos de Norte América, con el objeto de colonizarlas con familias norteamericanas. Las tierras estaban situadas en lo que habían sido las misiones de Itau y Aguayrenda, en el Cantón de El Palmar, en el Gran Chaco, zona con un rico subsuelo petrolífero.