Los últimos quince años han sido testigos del surgimiento de una zona de contacto cada vez más amplia y confusa entre la esfera del diseño e implementación de políticas educativas y la esfera de la producción académica sobre la educación. Un conjunto de nuevas posiciones, entre académicas y profesionales, ha caracterizado esta zona de contacto cuya aparente novedad fue tematizada en diversos trabajos que analizan las reformas educativas de la década de 1990 en la Argentina. El libro Universidad e intelectuales. Educación y política en la Argentina (1955-1976), de Claudio Suasnábar, refiere la historia más remota de estos nuevos perfiles, y encuentra el origen de sus detractores y analistas. Tal como lo plantea el autor, el conjunto de interrogantes que orientó su investigación tuvo origen en una pregunta sobre la dispersión de figuras intelectuales y expertas que, al calor de la reforma educativa, proliferaban a comienzos de la década de 1990.