Habrá sido el viento o una pájara que lo transportó desde Buena Vista, una editorial independiente de Córdoba hasta mi escritorio. No importa cómo se escabulló, sino que lo tiñó de borradores, notas y plegarias como palimpsestos.
Vanesa Guerra en este recorrido nos invita a garabatear ideas y compartir con ella en un discurrir inconcluso, una huella que estalla y que nos pone en movimiento.
No se lee de un tirón, porque Vanesa no nos regala una letra muerta, masticada. Hay que detenerse, releer, buscar referencias, dejar escurrir el tiempo. Con un enorme banco de herramientas, la autora desarrolla en este ensayo poético una reflexión para sortear la marcha zombie, individualista. Y lo hace con elementos que van desde el psicoanálisis, la filosofía, pero también teorías del movimiento hasta literarias.
Lejos del apocalipsis, amorosamente nos propone senderos desobedientes. Eso sí, para recorrer livianxs, hasta quizás desnudxs, nómades, o en trance. Por ello, podemos decir que devela la trama de la maquinaria del cincelamiento del alma al que nos arroja el neoliberalismo como carne picada.