Me propongo reflexionar, en un nivel metaempírico, sobre la articulación existente entre la crisis de identidad y la crisis de la democracia, concebida ésta genéricamente como un ejercicio de autodeterminación y como un ordenamiento institucional del poder. El análisis de recae sobre la formación histórico-social capitalista, más precisamente en el estadio del capitalismo de organización. Pero como los rasgos que define y las tendencias a la crisis que identifica son de tipo estructural, en base a los principios de organización que regulan esta formación histórico-social, sus análisis pueden orientar el estudio de etapas anteriores del capitalismo, en la conformación peculiar que éste ha alcanzado, por ejemplo, en los países en vías de desarrollo. Es claro, sin embargo, que las conmociones y eventuales crisis tienen un planteo y una resolución diferentes en ambos momentos de proceso de acumulación, pero aunque conozcan una concreción diferente, los elementos o factores intervinientes son constitutivamente los mismos. Importa, con todo, reconocer los límites del intento, metodológicos, teóricos y empíricos, puntualizados por el mismo Habermas.