Todo tiene su epoca...
Todo pasa rápida ó lentamente cle acuerdo con el estado afectivo del sujeto en el curso de los acontecimientos.
Los ancianos recuerdan con amor y un dejo cle tristeza plácida los hecjos pasados. Cantidad de ellos remontándose hasta los umbrales de la imaginación adquieren vida y transportan al individuo a épocas de su existencia quiza remotas ya; otras, y constituyen la mayoria, no alcanzando a franquear el limbo de la memoria, yacen como simples recuerdos.
Se recuerdan los hechos, pero esos hechos no se sienten jamás; provocan un estado afectivo débil, cuando no nos son indiferentes.
Aquellos tiempos de la infancia -que no apreciábamos en su justo valor, que no juzgábamos tan felices en la niñez, por ese afán caracteristico en los niños de querer ser hombres prematuramente- aquellos tiempos considerados tan hermosos boy, son como las populares golondrinas del poeta melancólico: no retornan ni retornarán jamás.