Aunque los resultados positivos del primer congreso de sociedades populares de educación no hubiesen sido tan satisfactorios como lo son en realidad, todos sus miembros, y en particular los que han trabajado más directamente en su celebración, funcionamiento y votos, pueden hallarse complacidos de haber realizado una buena y patriotica obra. Ella es digna del aplauso de la República, no solo por haber demostrado en un breve plaza, con un alto espiritu de disciplina, cultura y operosidad, todo el caudal acumulado hasta ahora en fuerzas sociales dedicadas a impulsar el progreso moral del pais, sino también la capacidad colectiva del cuerpo docente de las escuelas argentinas para asumir las formas de la más elevada civilización contemporánea, e incorporarse a la labor universal en el mismo sentido, tan viva, tan copiosa, tan fecunda en sociedades distintas de la nuestra.