Cuando en el curso de las lecciones de «Ciencia de la Educación» se enunció la necesidad de buscar la fórmula moral que diera sello propio al pueblo argentino, manifeste mi disconformidad porque no creia que tal anhelo fuera necesario y mucho menos plausible. Sin embargo, pronto llegué a la inteligencia de lo que se pedia y pude comprender entonces que era la aspiración de fijar ideales a la enseñanza, el verdadero móvil de la controversia.
Más adelante uno de mis compañeros, coincidiendo con mis primeras reservas, planteo, no ya ex-cátedra sino en su seno mismo, el problema de apreciar la importancia de la fórmula moral pedida, y la discusión entablada con tal motivo confirmo la idea que me habia formado del asunto. Por eso, y para evitar desinteligencias que son, desde luego, muy posibles, titulo a mi monografia «Ideales de la Educación en el Pueblo Argentino».