La hora en que Amorós empieza los ejercicios depende de la estación y del clima; el llamamiento se hace por medio de una campana ó un silbato fuerte y sostenido para dar tiempo á los niños á reunirse y congregarse. Así se les habitúa, en todo tiempo, que obedezcan prontamente y con rapidez, al primer toque. Al principio costará el que acudan todos puntuales, limpios; pero ya veréis como al día siguiente que los ejercicios comienzan, cuando han perdido la vergüenza natural de encontrarse en sitio extraño y se sienten útiles, ya veréis como acuden súbitos; pero hay que acostumbrarlos á la marcialidad en la presentación; nada de apresuramientos, nobleza y serenidad se ha de ver siempre en ellos.