En una primera impresión, para salir del eurocentrismo (o de cualquier otro centrismo), parecería que más que hacer una historia habría que hacer historias. Hacer una historia parecería implicar una perspectiva que justamente construye retrospectivamente la historia de un desarrollo que deviene en la actualidad. Como bien indicaba Walter Benjamin (Löwy, 2002), concebir la historia como una historia evolutiva, como la historia del progreso hacia el punto de llegada (desde donde se escribe) no puede ser más que la historia de los vencedores; la de los vencidos, por el contrario, es más bien una historia parcial, interrumpida, fragmentaria. Sin embargo, el recorrido, o los sucesivos recorridos que encara Dussel en su construcción de una historia (filosófica y política) no eurocéntrica denotan un esfuerzo muy similar en algún punto a la historia “universal”.