En 1941 actúa en La Plata una entidad juvenil extranjera que señala nuevos rumbos a su población estudiantil. Nos referimos al Coro de alumnos de la Universidad de Yale. Si bien ofrece un sólo concierto en el Teatro Argentino, el efecto que desencadena es asombroso.
El espectáculo ofrecido por el Coro de Yale sobrepasa a todos por el mensaje sonoro específico de que es portador. Al conjuro de las típicas canciones estudiantiles de los más diversos países del orbe, el conjunto estadounidense refulge con brillo particular, propicio para expandir en nuestro medio universitario otra vibración diferente, otra tónica distinta, y, por así decirlo, una diversa mística coral, al mostrar que el enorme cancionero universal acarrea un entrañable tesoro de cantos estudiantiles, capaces de conmover a la juventud de cualquier rincón del mundo. Por otra parte, descubre un nuevo evangelio de unión, convivencia y confraternidad universitaria condensado en el lema: Amistad por la Música.
El ejemplo tiene repercusión inmediata. Dos flamantes instituciones surgen en 1941: por un lado, la “Agrupación Coral Universitaria, que congrega a alumnos de todas las dependencias de la Universidad. Por el otro, el “Coro de Ingeniería”, patrocinado por el respectivo Centro, con participación exclusiva de estudiantes de la mencionada Facultad.