El ensayo que da el título al libro se convierte en el texto que da la tónica del volumen. Allí se señala que Juan B. Justo ha sido visto por apologistas y detractores como un hombre de la II Internacional. Esta pertenencia a la socialdemocracia internacional es valorada como un rasgo positivo por quienes lo consideran equívocamente un reformista bernsteniano y como negativo por aquellos que lo denuncian como adherente a una ideología exótica, extranjerizante. Aricó también parte de caracterizar a Justo como una de las grandes figuras de la II Internacional, pero difiere metodológicamente con los enfoques anteriores en el punto en que considera a la obra de este socialista argentino no como un reflejo mecánico de adscripción y aplicación de las políticas aprobadas en los Congresos de una Internacional, que por otra parte, demostraba un gran desinterés y déficit por comprender lo que ocurría en América Latina, sino como una creación teórico-política original en el que son tomadas en consideración las características distintivas del país