El académico Andrés Serbin ha dado cuenta en su libro Eurasia y América Latina en un mundo multi-polar (2019) de la emergencia de un centro de desarrollo que apunta a convertirse en una alternativa al centro euro-atlántico: la Gran Eurasia. Por el momento se trata de un proyecto, una nueva narrativa constituida por actores con distintos intereses y cuyo núcleo impulsor lo constituyen la República Popular de China y la Federación Rusa. A comienzos de febrero el presidente Alberto Fernández sostuvo encuentros con Vladimir Putin y Xi Jinping, al participar de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno en Beijing, realizando una escala previa en Moscú. El interés de Argentina no se limitaría exclusivamente a la atracción de inversiones, la búsqueda de mercados para exportaciones o de fuentes alternativas de financiamiento tras el acuerdo pre-liminar alcanzado con el FMI. Quizás podemos interrogarnos si no se trató de una acción diplomática más vinculada con cuestiones domésticas, y en especial, con los conflictos desatados hacia el interior del partido oficialista por las negociaciones con el organismo financiero.