Los antiguos procedimientos por medio de los cuales se enrían los tallos del cáñamo, del lino y otras plantas textiles, sea sometiéndolos a la influencia alternada del rocío, del aire y del sol,—o por el enriado de los mismos en agua estancada, que se recoje en las depresiones naturales del terreno o en depósitos especialmente preparados, —o por el enriado en las corrientes de agua, utilizando al efecto los ríos, arroyos o depósitos en comunicación con aquellos, en los cuales el agua entra por un extremo y sale por el otro, son todavía muy empleados, sobre todo en las localidades donde el cultivo se efectúa sobre parcelas pequeñas o sobre terrenos que están muy divididos y explotados por pequeños cultivadores, los cuales, aisladamente, no pueden valerse de los procedimientos modernos de enriado, por medio de las soluciones alcalinas, por el vapor o el agua calentada, y por el empleo de microorganismos (bacilos y hongos),—que operan el enriado o la separación de las fibras, por la disolución de las materias pécticas que las aprisionan (Plectridium pectinovorum de Hiltner y Störmer—Granulobaster pectinovorum y Granulobacter urocephalum de Beijerinck y Van Delden,—Bacillus Comesii de Rossi, etc., entre los microbios y Mucorstolonifer,—Mucor hyemalis de Behrens, entre los parásitos vegetales).
Los procedimientos de enriado industrial, — adquieren cada año más ámplia aplicación y tienden a sustituir los métodos primitivos, que sin embargo utilízanse todavía aún en explotaciones grandes, pero primitivas, por los procedimientos que siguen.