El informe que elevara al Ministerio de Obras Públicas de la Provincia de Buenos Aires en Agosto de 1912, respondiendo a la Misión Oficial ad-honorem que se me encomendara por decreto del 25 de Octubre del año anterior, debió ir ilustrado por gran número de ejemplos donde se desmostrara el valor que tiene para el Estado, en todos los órdenes y especialmente en el económico, las plantaciones de las tierras incultas y sobre todo de aquellas que por su mala constitución son improductivas o por lo menos, no explotables económicamente por nuesta agricultura extensiva.