Sófocles es hoy el trágico griego que atrae más poderosamente, así como durante la vigencia del naturalismo y el surgimiento de la psicología lo fue Eurípides, en quien vieron al sagaz crítico de su tiempo y al hábil creador de caracteres. El historicismo, por su parte, vuelve a las fuentes y descarta la interpretación de la tragedia a nivel de caracteres; retoma la Poética de Aristóteles en que se define la tragedia como arpante; OTtoubaía 'argumento serio’ basado sobre todo en la acción y no en los caracteres de los personajes. Sófocles fue para el romanticismo el creador de la criatura trá gica por excelencia, de la presentación del determinismo fatal que subyace en todo lo humano; hoy se ve en él no sólo al creador del hombre que se enfrenta a su destino como algo externo en el que fatalmente se precipita, sino también como al creador de la acción trascendente en la que entra en juego la divinidad y lo divino. El personaje central resume en forma simbólica, el mundo humano y divino. Es un ser esencialmente anfibológico.