Del 9 al 13 de noviembre de 2001 se llevó a cabo en Doha (Qatar) la IV Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Durante el proceso de preparación de dicha Conferencia, dirigido por el Presidente de la OMC, se procuró propiciar un acuerdo respecto del programa de Doha. De esta manera se deseaba evitar su fracaso, tal como ocurrió con la anterior, realizada en 1999 en Seattle. Durante ese proceso negociador se produjo un llamativo y esperanzador aunamiento de los países subdesarrollados, en pos de la defensa de sus intereses frente a las pretensiones del mundo industrializado. Cabe destacar la importancia de dicha convergencia, dado que con ello se logró flexibilizar la rígida postura de las naciones desarrolladas. La descripción de estas posiciones pone de manifiesto la diferencia de intereses entre los países del Primer Mundo y los que no pertenecen a él.