La crisis argentina actual tiene varios componentes y ha generado un desbarranque absoluto de las reglas de juego económicas, sociales e institucionales. Las ciencias sociales frente a esta situación se debaten en dos posturas que, si bien no son antagónicas, nos llevan a priorizar caminos y líneas de acción diferentes.
Por un lado, la mirada neoins- titucional pone el acento en la baja calidad de las instituciones en Argentina. Nadie puede dudar que esto es así y que hay que apuntar a reformar las instituciones del Ejecutivo, el Legislativo y el Poder Judicial, pero con esta mirada se corre el riesgo de suponer que lo económico viene después. Que hay que emprolijar las instituciones, cambiar el estilo político y, una vez que esto se logre, modificar las bases del modelo económico.
La segunda mirada pone el acento en las consecuencias del neoliberalismo y en que el problema principal es el modelo económico que se ha caracterizado hasta aquí por potenciar la concentración en el sector financiero y en el área de servicios y en generar una bestial distribución de la riqueza que hace que la diferencia entre el 10% más rico y el 10% más pobre sea hoy de 46 a 1. Esta mirada no deja de reconocer los déficits institucionales, pero concentra el análisis en el cambio de reglas económicas.
Todo tiene que ver con todo y ambas cosas deben ser reformula- das (modelo económico e instituciones), pero la emergencia obliga a seguir un camino, a apuntar hacia algún lado, y el que yo seguiré en este artículo se orienta a repensar las reglas de juego económicas y sociales para la Argentina de hoy.