Un hombre sentado al piano contempla activamente el paso del tiempo; el sonido y el silencio le permiten externalizar su entreverado mundo interno. Su actitud no envejece, aunque sus prematuras primeras composiciones anticipan una madurez inaudita. A lo largo de toda su obra, el “amor” (palabra tan dicha y olvidada en nuestra cultura) será un tópico recurrente.