Si alguna vez se quisiese buscar un emblema para el escudo del autor de La libertad creadora, ninguno más adecuado que la espuela, ilustre símbolo de la caballería, estilización dorada del ímpetu que tiende infatigable a lo más alto. Porque eso es él: torbellino bélico que busca en la refriega el camino de su plenitud. De ahí también que un libro de nuestro Alejandro Korn sea un presente y una obligación. Dádiva cuya piedra más preciosa está precisamente en implicar un compromiso. Todos sabemos a qué nos obliga una cualquiera de sus palabras: a desenvainar el fierro, a parar y contestar el golpe. El doctor Korn es la conflagración; no intentemos vanamente eludirla: entremos a ella.