Desde que Platón comparó el Estado con un hombre en grande y partió del primero para estudiar el segundo, muchas veces a lo largo de la historia de la filosoffa se repitió semejante imagen. De acuerdo con ella, la evolución de la historia, es decir, de la cultura misma, corresponderia a distintas fases del desarrollo individual del hombre. Por otra parte, las mayores dimensiones de ese hombre colectivo y abstracto, encarnado en la polis, facilitaria el análisis del otro, del individual y concreto. En efecto, ni lo muy pequefio y demasiado próximo ni tampoco lo excesivamente grande y remoto, permiten alcanzar la objetividad o visibilidad que la teoria reclama: si para saber qué es el hombre se partiese de la propia individualidad o de la historia universal, no se llenarían los requisitos de su posible intelección o visualización. Pero entre los extremos de la exigibilidad individual y la vastedad borrosa de su figura perdida en la historia del mundo, el animal politico constituiria el término medio capaz de realizar la justa comprension de su ser.