El pensamiento histórico de nuestros días es un pensamiento en crisis. Hasta sus más fervientes cultores registran minuciosamente los diferentes aspectos de este fenómeno y destacan su proyección en el vasto clima cultural de occidente. Una crisis en la conciencia histórica y en todos los niveles del conocimiento concurre a determinar, como lógica consecuencia, la crisis del sentido histórico. Para comprender las causas y medir la magnitud del problema es preciso excluir de antemano toda unilateralización de los términos del mismo; pero es lícito destacar sin embargo los rasgos que presentan mayor importancia dentro del complejo cuadro de factores sociales e intelectuales que convergen hacia él.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)