Argentina ha experimentado altas tasas de crecimiento desde la recuperación posterior a la devaluación, las mismas se vinculan principalmente con la expansión de la demanda doméstica. Por otra parte, Chile también crece impulsado por la mejora de sus precios de exportación. Ambos países adoptaron estrategias de políticas diferenciadas, y los datos reflejan que la estructura de exportaciones se ve menos perjudicada por un modelo basado en tipo de cambio nominal alto y el crecimiento por demanda interna, que en otro donde la apreciación cambiaria limita los incentivos a diversificar la estructura productiva en un contexto de mejora de términos de intercambio.