Luego de alcanzar un mínimo en el año 2002, la presión tributaria total de la Argentina alcanzó un nuevo máximo en el 2008 (31,1%), lo que representó un aumento del 30,7% durante el período 2003-2008. No obstante, dicho incremento no fue consecuencia de un esfuerzo proporcional en todos los niveles de gobiernos, ya que la presión nacional representó cerca del 91% de ese aumento, mientras que las provincias y los municipios se distribuyeron el 9% restante.