Muchas veces, se ha considerado críticamente a los historiadores del derecho, introduciéndose en el pasado institucional, casi sin hacer referencia al marco social (y económico) que lo sostiene; pero en pocas oportunidades, se ha visto a un historiador social introduciéndose en la historia judicial, analizando las cosas que pasan en el funcionamiento de la justicia.
Barreneche recurre a la experiencia de la práctica judicial y policial, abordando el conocimiento de la normativa y la organización de justicia, sin por eso vaciarla de contexto y sin perder de vista la trama histórica que se desliza en la tensión entre Estado y sociedad. Sólo animándose a conocer lo jurídico por dentro, reanudando el interés por la justicia y las instituciones judiciales, el autor puede presentar a la ley y al Derecho como un hecho social sobre el que hay que indagar, donde se expresa la relación entre individuo y poderes públicos, y no ver “lo jurídico” como una consecuencia indirecta, simple expresión de una sociedad que se analiza desde “otro lado”.