Tras la expropiación del diario La Prensa en 1951, puesto en manos de la CGT, su suplemento de cultura fue dirigido por César Tiempo. En esa segunda sección se sumó a un amplio elenco de periodistas, escritores e intelectuales, desde viejos martinfierristas y del núcleo literario Boedo, hasta nacionalistas de cuño revisionista. Allí se destacaron Eduardo Astesano, Fermín Chávez, Jorge Abelardo Ramos y José María Rosa, entre otros. En los dos últimos casos, ambos exponentes del revisionismo histórico con proyección popular, firmaron sus artículos con seudónimos. Así como Ramos rubricó sus notas como «Pablo Carvallo», en el caso del Pepe Rosa lo hizo como Martín Pincén. La premisa de este texto es poner en valor los textos de José María Rosa, publicados entre 1951 y 1952, los cuales no tuvieron gran difusión como otros textos que formaron parte de su obra, señalar aspectos de su actuación pública y de su producción de sentido, ver el contexto político en que se desarrollan, y tratar de analizar por qué dichos textos no tuvieron una mayor propagación durante el primer peronismo ni gravitaron en el mundo cultural de su época.