Una historia del tiempo del cine mostrada en cuatro manos, como cuatro palmas abiertas al cielo de un atardecer cuyos restos de luz se resisten a extinguirse. Godard expone la historia al tiempo del cine y explora las huellas que llevaron a su generación a ser la primera en enfrentarse con el tiempo a través del cine y a entender el cine como materia única de su tiempo. El "enfant terrible" de aquella nueva ola parricida y a la vez filiatoria ha devenido en un anciano mítico que sigue combatiendo las mistificaciones y que se empeña en situarse siempre en un sitio impreciso o no del todo definido, incluso respecto del lugar de su generación en la historia del siglo –del cine-: los primeros que la narraron, los que se encontraron a sí mismos en la mitad de la historia y sólo a través de esa historia que, de Manet a Auschwitz, es “la cuestión del siglo XIX que se resolvió en el XX”, “pero quién entre los mortales es capaz de descubrir semejante huella”. Tal vez, y sólo tal vez, el que al explorarla –de hoy hacia ayer- la puede seguir trazando.