“Tengo un lugar sensible en mi corazón para tullidos y bastardos y cosas rotas”. Con esta confesión –toda una declaración de intenciones– abre Tyrion Lannister el cuarto capítulo de la serie "Juego de tronos".
En los últimos años hemos asistido a la difusión de estudios académicos y ensayos basados en ficciones televisivas de gran alcance. Series consideradas ya de culto como "Breaking Bad" y "Los Soprano" son ejemplos notorios de producciones audiovisuales de gran impacto que, por sus connotaciones ideológicas o políticas, han provocado reflexiones desde diversas áreas, claramente comparables a los abordajes de materiales más clásicos (como obras literarias o filosóficas canónicas).
Aunque ya se ha escrito mucho sobre Juego de tronos desde diferentes perspectivas académicas, es muy interesante analizar, como hace Katie M. Ellis, el tratamiento de la discapacidad (o diversidad funcional) en la serie.