Al recorrer los distintos trabajos del libro son múltiples las representaciones que se le asignan al hábitat o al paisaje, aun al territorio, conduciéndonos a la pregunta ineludible ¿es el territorio lo que está en disputa o son los sentidos acerca del territorio? La representación de la Pachamama o Madre Tierra aparece como una entidad sagrada y colectiva que engloba no solo el entorno natural, la tierra en sí, sino también invita a pensar las condiciones de vida de las poblaciones humanas y no humanas.1 Pues, ¿concebir como recurso explotable a la totalidad de los seres y bienes existentes sigue siendo viable? Ya no, sin dudas, pero ¿cuál es el camino? Esta forma de pensar al espacio plantea de alguna manera la disputa por la extensión, propiedad o usufructo y, sobre todo, sus construcciones de sentido que requieren de otras nociones como la de cuidado o de naturalezas con derechos. En un camino semejante, para el pueblo mapuche, estar en la tierra es estar recorriéndola, con otras escrituras del paisaje, opuestas a aquellas que se ciñen a las lógicas de la industria hidrocarburífera del sur de Argentina. Claramente hay al menos dos “lenguajes de valoración” diferentes, a veces opuestos, a veces rivales, como propone el economista español Martínez Allier que es traído en más de una oportunidad a estas páginas. Y una vez advertido esto, ¿cómo poner a dialogar lenguajes tales como la figuración del “campo argentino” dedicado al agronegocio ‒de horizontes pampeanos vacíos de trabajadores, no así de maquinarias y lluvias de químicos‒ con productores organizados alrededor del trabajo en el cordón verde platense (Provincia de Buenos Aires, Argentina)? El libro invita a esa lectura inquietante alrededor de un territorio fragmentado que la tapa del libro sintetiza. Hay en la portada una imagen capturada por tecnologías panópticas donde una salina es agrietada en decenas de fragmentos, producto de las disputas entre diferentes sectores sociales, económicos y políticos.
Las investigaciones abordan las últimas décadas del siglo XXI con metodologías variadas: trabajo de campo, análisis de documentos históricos, imágenes, discursos y plataformas mediáticas. En general están situados en provincias con paisajes bien diferentes: Jujuy, Córdoba, Buenos Aires, Río Negro.