En 1852, la caída del gobierno de Juan Manuel de Rosas inicia en la República Argentina una etapa dominada por fuertes tensiones entre distintos modo de pensar el nuevo orden nacional posterior a Caseros. En ese marco, Domingo Faustino Sarmiento y Juan Bautista Alberdi entablan una polémica en la que buscan legitimarse como posibles ejecutores de las nuevas políticas estatales. Itinerarios culturales, políticos e intelectuales se aúnan para construir la trama de esta lucha discursiva tejida siempre en el borde del destierro. Alberdi y Sarmiento inician una batalla ideológica que pone en juego modos de leer el pasado nacional, ambiciones políticas, y estrategias para construir una figura de intelectual eficaz y que responda a las necesidades de la nueva realidad argentina.