Fechada el día 1º de abril de 1895, desde Montecristi, en República Dominicana, José Martí le escribe a su amigo Gonzalo de Quesada y Aróstegui una carta, a la cual la crítica no dudó en calificar como el "testamento literario" del poeta-soldado. Si por testamento entendemos, según la definición del Diccionario de la Real Academia Española, "declaración que de su última voluntad hace una persona, disponiendo de bienes y de asuntos que le atañen después de su muerte", me pregunto ¿cuáles son los bienes y asuntos que le atañían a Martí antes de su muerte ante la inminencia de la muerte? No me refiero aquí a las preocupaciones de Martí como sujeto político, a sus concepciones éticas y políticas cuya plasmación constituye otro legado como "El manifiesto de Montecristi", sino que pienso en Martí como sujeto escritor, quien, ante la muerte presentida y en las vísperas de partir de Montecristi hacia Cuba para luchar por la independencia de su patria, desea, ya que no puede concluir sus múltiples tareas, reunir, por lo menos, su obra dispersa.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)