A pesar de la larga tradición de la crítica genética en francés, su vertiente latinoamericana apenas emite destellos desde la marginalidad en la que opera. No solo porque se trata de una práctica relegada a los “especialistas”, sino porque su objeto de estudio son, precisamente, los márgenes de la literatura. Esto no podría ser más cierto en el caso de El método Borges de Daniel Balderston, traducido al castellano por Ernesto Montequin desde el original en inglés How Borges Wrote (University of Virginia Press, 2018). Ante un archivo desguazado como el de Borges, Balderston se aboca a buscar y estudiar su escritura viva en toda la diversidad de soportes que el escritor argentino utilizó para desarrollar las distintas etapas de sus proyectos literarios, que van desde los pocos manuscritos accesibles que existen a los márgenes de los libros que leía. Aunque toma como punto de partida el marco teórico de la escuela francesa (con algunos guiños y reverencias a Élida Lois), las características de los documentos que Balderston investiga lo llevan inevitablemente a poner en práctica una vertiente latinoamericana de la crítica genética, alejada de la formalidad y la protección estatal que tienen fondos documentales como los de Proust, Victor Hugo o cualquier escritor francés. Sin embargo, contra todas las adversidades, consigue correr el velo y permitir al lector ver cómo Borges escribía.