En el presente trabajo recurrimos a la definición esbozada por Ernesto Laclau. Para el autor el populismo es una “lógica política”, es una forma de construcción y no un movimiento o un gobierno en particular. Esta “lógica política” está compuesta por tres elementos que son la constitución de una cadena equivalencial de demandas insatisfechas, la instauración de una frontera antagónica y la construcción de una identidad popular. Lejos de las concepciones peyorativas del concepto populismo, el autor señala que la imprecisión de los significantes puestos en cuestión en dicho proceso no corresponde a un subdesarrollo ideológico, sino por el contrario a una representación de demandas heterogéneas.
En el presente trabajo, a partir de dicha interpretación del populismo, observamos el caso boliviano de principios del siglo XXI en relación con el ascenso del Movimiento al Socialismo y de Evo Morales a la presidencia de su país. Entendemos que el proceso mediante el cual dicho dirigente político accede a la primera magistratura responde a la formación práctica de lo expuesto teóricamente por Ernesto Laclau. De esta forma, es posible identificar en el contexto boliviano previo y la construcción discursiva llevada adelante por Evo Morales los elementos centrales del populismo. El análisis se aborda desde la perspectiva de la Sociología Histórica, ya que este campo permite la realización de preguntas sobre procesos sociales ubicados en un tiempo y espacio específico, prestando atención a las secuencias temporales para dar cuenta de los resultados intencionales y no intencionales en las transformaciones sociales, pero entendiendo aquellos como insertos dentro de una historia de larga duración que limita y abre posibilidades a los cambios (Skocpol, 1991).